Hohohoho!!! Seis días después de Gallardón declaro oficialmente abierto el período navideño. Esta es una de las tradiciones que más me gusta del mundo occidental. Hay mucha propaganda antinavideña pero a mí me encanta. Resumo la esencia: se come mejor, se viste mejor, y se compra mucho. Para una persona consumista como yo (algún psicoanalista dirá que como respuesta a mi educación maoísta), estas fechas son un paraíso. Las tiendas están abiertas a todas horas, los escaparates son verdaderas obras de arte, las revistas se convierten en infinitos catálogos de potenciales regalos (con esas notas tan graciosas de “consultar puntos de venta”), las cosas que compras te las envuelven en paquetes muy bonitos (normalmente guardan proporción directa con lo que te ha costado el objeto envuelto), la tele sustituye sus horribles anuncios de detergentes por sugerentes anuncios de perfumes y cavas, y los maniquíes van todos de fiesta muy elegantes. Además las autoridades que son muy previsoras, ponen un montón de lucecitas por todas la ciudad, con avisos de navidad, navidad, para que no te despistes y recuerdes que tienes que comprar los regalos.
Otro día hablo de la bella tradición del muérdago y de la maravillosa programación televisiva.
Doy libertad a todos para que quien quiera envíe este bello crisma como felicitación navideña, los donativos como ya es habitual irán a parar a la obra social del PANTROPO*
*Partido Popular de los Animales Tropicales
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