domingo, 16 de mayo de 2010
Changohot!
El calor. Se promete una semana calurosa. Me encanta el calor. Sudar, dar vueltas en la cama, beber agua, sudar, buscar la sombra, abanicarte con una hoja, sudar. En la selva hace calor. Aquí no tanto. Por eso sigo usando el edredón nórdico para dormir las siestas, así sudo. A veces me aburro del calor. Entonces abro la nevera y me meto dentro. Estoy un rato corto, como la gente que se mete en la sauna. Recupero la tersura de la piel, la grasa se comprime y me quedo fresquito para unas cuantas horas. Luego vuelvo a sudar. Antes, de cuando es la foto, la nevera parecía un casquete polar afectado por el efecto invernadero, dejaba la puerta abierta y me comía un polo de limón de los que dejó abandonados rob gordon. Parecía un mono polar. Estoy convencido que de exponerme mucho rato a ese medio, me hubiera empezado a volver blanco. Es la evolución. Ahora tengo una nevera más pulcrita y es un rollo, no hay escarcha, ni estalactitas de hielo, y se ve a leguas que te estás tumbando sobre unos guisantes congelados. Además dicen que dejo pelos, mentira podrida.
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